Pedreña y los Ejercicios

Somos un lugar de encuentro y búsqueda interior
Desde 1945, la Compañía de Jesús, junto a colaboradores laicos comprometidos, lleva adelante este proyecto en Pedreña. Nuestra misión es ofrecer un espacio en el que cada persona pueda hacer silencio, reencontrarse con Dios y trabajar su interioridad.

¿Por qué San Ignacio?

Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio llevan más de cinco siglos acompañando a gente de todas partes del mundo. Son un camino sencillo y profundo que te permite descubrir tu propia historia a la luz del Evangelio y tomar decisiones más libres y conscientes.
Nuestro deseo es que, al cruzar nuestras puertas, sientas la acogida de una casa que respira paz y la cercanía de personas dispuestas a caminar contigo.

¿Por qué San Ignacio?

Los Ejercicios Espirituales surgen de la experiencia personal de san Ignacio de Loyola, peregrino en constante búsqueda de la voluntad de Dios. Al poner por escrito lo que más le había ayudado, san Ignacio creó un método conciso y profundamente pedagógico, pensado principalmente para quienes acompañan a otros en esta aventura interior.
Los Ejercicios Espirituales de san Ignacio llevan más de cinco siglos acompañando a gente de todas partes del mundo. Son un camino sencillo y profundo que te permite descubrir tu propia historia a la luz del Evangelio y tomar decisiones más libres y conscientes.
Nuestro deseo es que, al cruzar nuestras puertas, sientas la acogida de una casa que respira paz y la cercanía de personas dispuestas a caminar contigo.

Ejercicios Espirituales

Los Ejercicios Espirituales nos ayudan a tomarnos en serio el Evangelio de Jesucristo y a liberarnos de las ataduras interiores que nos impiden amar plenamente. En ellos descubrimos el auténtico rostro de Dios, el que Jesús nos revela, y aprendemos a escuchar la invitación concreta de amar y servir en nuestra vida cotidiana.

No se trata de conformarnos con una existencia mediocre, sino de llenarla de sentido.

Los Ejercicios van más allá de ideologías, buenas intenciones o emociones pasajeras, y nos permiten saborear una verdad gozosa que permanece.

¿QUIÉN PUEDE HACER EJERCICIOS?

Los Ejercicios Espirituales no son para gente buena, que además se lo sabe, y no siente el aguijón de un “más”. No son para espíritus conformistas, ni para aquellos que lo quieren todo sin renunciar a nada.
Son para gente capaz de poner en juego lo que tiene para perseguir lo que ama, con un talante emprendedor y arriesgado en correspondencia con una apuesta existencial de gran calado.
Gente sedienta de conversión profunda porque sabe que necesita algo más y algo distinto, o está atravesada por la búsqueda y el anhelo de lo que Jesucristo promete.
Los Ejercicios requieren de la persona cierta estabilidad emocional, compromiso para mantener los tiempos de oración personal y capacidad para interiorización.

¿NO será demasiado?

Los Ejercicios Espirituales son tan flexibles como la arcilla, adaptándose a la persona, a sus búsquedas y necesidades. De ahí que existan diversas modalidades: en retiro o en la vida cotidiana, con acompañamiento individual o grupal, y tanto de forma presencial como online. El proceso puede durar unos pocos días, extenderse a un mes completo de silencio o incluso prolongarse durante años en el día a día.

En cualquier caso, siempre se reserva un tiempo para la oración personal: un espacio de intimidad con Dios apoyado en las orientaciones de quien acompaña el proceso. Además, es fundamental reposar y examinar las experiencias para descubrir su significado más profundo.

El acompañamiento personal resulta clave para orientar el camino, discernir la voluntad de Dios en la propia vida y fortalecer el compromiso nacido de esta experiencia.

¿NO SERÁ DEMASIADO?

Los Ejercicios Espirituales son tan flexibles como la arcilla, adaptándose a la persona, a sus búsquedas y necesidades. De ahí que existan diversas modalidades: en retiro o en la vida cotidiana, con acompañamiento individual o grupal, y tanto de forma presencial como online. El proceso puede durar unos pocos días, extenderse a un mes completo de silencio o incluso prolongarse durante años en el día a día.

En cualquier caso, siempre se reserva un tiempo para la oración personal: un espacio de intimidad con Dios apoyado en las orientaciones de quien acompaña el proceso. Además, es fundamental reposar y examinar las experiencias para descubrir su significado más profundo.

El acompañamiento personal resulta clave para orientar el camino, discernir la voluntad de Dios en la propia vida y fortalecer el compromiso nacido de esta experiencia.

¿Te animas a hacer Ejercicios Espirituales?

Visita nuestras otras actividades y consulta nuestro calendario para descubrir la modalidad que mejor se adapta a tus necesidades.
¡Te esperamos!